TESTIMONIALES

BOCATAS

“Muy buenas a todos. Soy Pablo Petschen y quería explicaros cómo he vivido el voluntariado que se hizo antes de Navidad: ir a repartir comida y chocolate caliente por Plaza Cataluña. 

Tengo que decir que me parece un voluntariado muy completo. Quedamos en la salida de la estación, nos dividimos en grupos y la cosa consiste en, de forma muy delicada, ofrecer comida a la gente que vive en la calle e intentar entablar conversación con ellos, la esencia del voluntariado y la parte que más cosa le puede dar a uno al principio. 

Pues cuando empiezas a hablar con ellos acabas viendo que muchos no están en esas condiciones por gusto propio o por no haber querido estudiar “y esas cosas”. Muchos de ellos son personas que tienen estudios, familia,… Como tú y como yo, solo que no con la misma suerte. Quizá al principio cuesta un poco conseguir que te cuenten algo, pero una vez consigues tirarles de la lengua… Son personas normales y basta con hacer preguntas normales. 

La verdad es que en este voluntariado está muy bien que entre conversación y conversación te dé tiempo a hablar y reflexionar con tus amigos/compañeros de voluntariado sobre lo sucedido. Tener versiones y visiones de la vida tan distintas a la tuya seguro que ayudan a tener otra perspectiva, a ser agradecido por lo que tienes y a plantearte cosas. 

Por último, creo que DoChange organiza durante todo el año salidas por las noches con la intención de encontrarte a las mismas personas y poder tener un trato más personalizado. 

Os animo a todos a probar voluntariados hasta que encontréis aquel en el que estéis más cómodos y disfrutéis; y a que no le tengáis miedo al compromiso!”

Pablo

“¡Hola Dochangers! Soy Rocío Castejón y desde hace algún tiempo voy a Comedores de Calcuta los miércoles de 8.15 a 11.30 aprox. Una de las cosas que me gustan más de este voluntariado es que es dinámico. Es decir, en una mañana ya puedes haber estado en la 2ª planta a las órdenes de la Hermana Portal (empaquetando bocatas, llenando bolsas… ), como pelando kilos y kilos de patatas junto a la Hermana Mª José en cocina, barriendo escaleras, repartiendo tickets a las personas de la cola… En definitiva, el trabajo en este lugar no acostumbra a escasear, al menos entre semana. Aunque se diga que este voluntariado no requiere de “compromiso” yo, personalmente, recomiendo ir con cierta periodicidad. ¿Por qué? Pues porque, cuanto más vayas, más conocerás y más te conocerán. Cuanto más te ven por allí, más confían en ti y las tareas que te delegan son de mayor responsabilidad. Recomiendo ir a este sitio para desconectar de ti mismo y conectar con las personas que sufren necesidad.”

Rocío

COMEDORES

COMEDORES

“Los comedores de Calcuta, una gran acción para empezar el día. En estos comedores se preparan y reparten cientos de bolsas con alimentos para los más necesitados de la ciudad ¡a diario! Las dimensiones y ayuda necesaria para realizar este gran servicio, te hacen darte cuenta de la grandísima necesidad que sufren muchos en Barcelona. Estos voluntariados, a menudo, te hacen recordar la suerte que tenemos y te dibujan una sonrisa en la cara. Por si eso fuera poco, es una actividad gratificante y entretenida como la que más, en la que se da la oportunidad de conocer a gente que está dispuesta a dar su tiempo por los demás, creando un gran ambiente. En definitiva, en los comedores de Calcuta se descubre la felicidad que brinda el servir. Este voluntariado se hace de la mano de las hermanas Misioneras de la Caridad, las cuales son un gran ejemplo de generosidad y sacrificio. Es increíble ver como poco más de 5 hermanas, con la ayuda de Dios y de la Madre Teresa, sacan adelante esta grandísima iniciativa.” 

Alberto

“Este curso he tenido la suerte de haber podido ir algunos días a Comedores. El coronavirus ha cambiado mucho la manera de dar y preparar la comida, sin embargo, la esencia de la gran labor que llevan a cabo diariamente las sisters y todos los voluntarios, sigue siendo la misma: dar al que más lo necesita sin esperar nada a cambio. Siempre que he ido me ha tocado hacer cosas distintas: ayudar en la cocina, preparar las bolsas individuales de comida que se entregan a la gente, limpiar u ordenar el almacén, entre otras. El primer día estuve únicamente haciendo bocadillos y limpiando, y todo el rato pensaba que me habría encantado estar fuera repartiendo comida a la gente, viéndoles las caras y hablando con ellos. No obstante, el siguiente día que fui y me tocó estar fuera repartiendo bolsas, me di cuenta de la importancia de cada una de las tareas; cuando las bolsas estaban bien colocadas y tenían todo lo que les tocaba, se agilizaba mucho más la entrega. Ahí fui consciente de la importancia de hacer bien las cosas para facilitarles el trabajo a los demás. Cabe destacar lo mucho que me han enseñado las misioneras de la caridad con su ejemplo. A veces, puedo estar pensando en lo cansada que estoy por haberme levantado a las 7am un sábado, cuando aparece la hermana Blanca con su sonrisa radiante y me da las gracias por estar allí. ¡Qué fuerte! Estar allí ayudando es su día a día y ella no se queja, y sonríe, y da las gracias, y ciertamente, seguro que se ha levantado mucho antes que yo… Por último, destacaría el buen ambiente que hay entre todos los voluntarios. A pesar de venir de lugares distintos, de la diferencia de edad y de las diferentes ocupaciones de cada uno, se nota en la sonrisa y en las ganas de cada voluntario el deseo de servir a los demás; hay mucho que aprender de todos los que van allí a ayudar regularmente!! Ayudar en Comedores me ha confirmado que hay más alegría en dar que en recibir, y se lo recomendaría a todo el mundo.”

Alicia

COMEDORES